El mantelete es
una vestidura en forma de capa con dos aberturas para sacar los brazos, que
llega un palmo más abajo de las rodillas. A partir de la instrucción Ut
sive sollicite, de 31 de marzo de 1969, su uso ha sido reservado sólo a los
prelados de la Curia Romana y a los Protonotarios supra numerum.
Anteriormente, como símbolo de jurisdicción limitada, era vestido también, en
lugar de la muceta, por los obispos cuando se hallaban fuera del territorio de
su diócesis.
No se ha de
confundir esta última prenda con otra, que se designa por su nombre italiano:
el mantellone. Ésta era una vestimenta de etiqueta y ceremonia
confeccionada en lana o seda, como un mantelete que llegaba a los pies, a la
que se añadían unas cintas o bandas («alas») pendientes de los hombros hasta el
suelo. Por ser propia de los prelados menores de la Corte Pontificia, tales
como los capellanes y camareros privados del papa, era de color violáceo,
aunque no faltaba quien la usara en negro. Fue suprimida implícitamente por el
motu proprio Pontificalis Domus, de 28 de marzo de 1968, por el que dicha
corte fue transformada en la actual Casa Pontificia, y de forma expresa a
través de la ya citada instrucción Ut sive sollicite (núm. 20). Los
llamados prelados di mantellone, por oposición a los prelados di
mantelletta, llevaban incluso en el coro la sotana y el fajín de color
violáceo, sin roquete, y sobre aquélla el mantellone con sus curiosas
bandas que representan las antiguas mangas perdidas.
Para acabar esta
primera serie sobre ornamentos litúrgicos, quedan por referir dos prendas que
sirven para cubrir la cabeza de quien las viste y que son una representación de
su autoridad.
La primera de ellas
es la birreta, que se debe distinguir de otras tres prendas con nombres
parecidos, como son el roquete, el birrete y el bonete. El primero nada tiene
que ver con el género de los cubrecabezas y corresponde a la vestimenta de
dignidad tratada en la hoja anterior. La birreta y el birrete, en cambio, son
particularizaciones del bonete, que es una especie de gorra, comúnmente de
cuatro picos, usada por los eclesiásticos y seminaristas a partir del siglo
XVI, y antiguamente por los colegiales y graduados. Ambos gorros tienen
sus orígenes en el pileus quadratus,
un tipo de casquete con un cuadrado adosado empleado en la antigua Roma para
simbolizar la libertad. Aunque los términos son reconocidos como
sinónimos, sobre todo en el ámbito hispano, propiamente se reserva el de
birreta para el uso litúrgico y el de birrete para aquel gorro armado en forma
prismática y coronado por una borla que llevan en los actos solemnes los
profesores, magistrados, jueces y abogados.
La birreta es,
pues, un bonete cuadrangular confeccionado en paño, merino o
seda usado por los clérigos, que suele tener en la parte superior una
borla del mismo color de la tela. Esta es roja para los cardenales, púrpura para
los obispos, negra para los sacerdotes y blanca para el papa, los canónicos
premostratenses y los abades cistercienses. Los religiosos reemplazan su uso
por la capucha propia de su hábito. Su particular diseño dependerá de si la
birreta ha sido hecha conforme al modelo romano o al español (caracterizado por
sus cuatro picos), predominando actualmente el primero. Con todo, de
acuerdo al uso común, se suele reservar la expresión bonete para el diseño español
y birreta para el romano, aunque con propiedad el primero corresponde al género
más que a una de sus especies.
Los celebrantes
(preste, diácono y subdiácono) llevan puesta la birreta para las
procesiones de entrada y salida de la Misa; en aquellas sin presencia del
Santísimo Sacramento o de las reliquias de la Pasión, y cuando están sentados
en las funciones solemnes. En el coro, los clérigos se cubren con ella mientras
permanecen sentados, excepto si está expuesto el Santísimo Sacramento. Por
último, en las predicaciones, y salvo la misma excepción anterior, el orador
puede ponérselo si es costumbre. Hoy en día, también se suele utilizar por
algunos cardenales u obispos cuando celebran un Te Deum ecuménico. Si bien tal
costumbre contraviene la instrucción Ut sive sollicite (núm. 6 y 15),
su propósito es evitar que a estas celebraciones se les pueda atribuir un
sentido eucarístico (cfr. canon 908 del Código de Derecho Canónico). Cabe decir
que la birreta forma parte del conjunto de las prendas e insignias
eclesiásticas propias de obispos y cardenales, por lo cual han de ir cubiertos
por ella si el protocolo civil o religioso exige traje coral.
La última prenda a
la que nos referiremos suele estar asociada a obispos y cardenales, pero puede
ser vestida igualmente por sacerdotes y abades. Se trata del solideo, un
casquete de seda u otra tela ligera, que usan los eclesiásticos para cubrirse
la coronilla desde el siglo XIII. Su nombre proviene
del latín soli Deo, esto es, sólo ante Dios, aludiendo a que los
sacerdotes se lo quitan únicamente ante el sagrario, en presencia de Cristo
sacramentado, y durante la Santa Misa desde el Prefacio hasta después de la
Comunión. Es de color blanco para el Papa, rojo para los cardenales, púrpura para
los obispos y negro para los sacerdotes.
Jaime Alcalde
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